El 18 de febrero de 1868, el Nautilus entraba en la ría de Vigo en busca de las riquezas sumergidas en la bahía de Rande.
En "Veinte mil leguas de viaje submarino’, el diario de Pierre Aronnax, biólogo francés dedicado a investigar los rumores sobre avistamientos de un misterioso cetáceo. Aronnax, su criado Conseil y el arponero canadiense Ned Land descubrían, a lo largo del libro, que el monstruo que había atacado a numerosas embarcaciones era en realidad una prodigiosa máquina artificial: el submarino ‘Nautilus’, que ningún barco se veía capaz de combatir. El hombre al mando: el capitán Nemo, un misterioso pirata, explorador y científico, gran conocedor de la fauna y la flora marinas, de una amplia cultura clásica, investigador de tecnologías nunca soñadas y a la vez guerrero que combatía a los bajeles británicos, Nemo era el amo y señor del ‘Nautilus’, cuya tripulación le idolatraba. Los tres recién llegados -Aronnax, Conseil y Land- se sintieron asombrados por la personalidad magnética del capitán. El‘Nautilus’ con sus tres prisioneros-invitados recorrió medio mundo. Incluyendo Vigo.
“—Pues bien, señor Aronnax, estamos en la bahía de Vigo, y sólo de usted depende que pueda conocer sus secretos.
El capitán se levantó y me rogó que le siguiera. Le obedecí, ya recuperada mi sangre fría. El salón estaba oscuro, pero a través de los cristales transparentes refulgía el mar. Miré.
En un radio de media milla en torno al Nautilus las aguas estaban impregnadas de luz eléctrica. Se veía neta, claramente el fondo arenoso. Hombres de la tripulación equipados con escafandras se ocupaban de inspeccionar toneles medio podridos, cofres desventrados en medio de restos ennegrecidos. De las cajas y de los barriles se escapaban lingotes de oro y plata, cascadas de piastras y de joyas. El fondo estaba sembrado de esos tesoros. Cargados del precioso botín, los hombres regresaban al Nautilus, depositaban en él su carga y volvían a emprender aquella inagotable pesca de oro y de plata.
Comprendí entonces que nos hallábamos en el escenario de la batalla del 22 de octubre de 1702 y que aquél era el lugar en que se habían hundido los galeones fletados por el gobierno español. Allí era donde el capitán Nemo subvenía a sus necesidades y lastraba con aquellos millones al Nautilus. Para él, para él sólo había entregado América sus metales preciosos. Él era el heredero directo y único de aquellos tesoros arrancados a los incas y a los vencidos por Hernán Cortés.
—¿Podía usted imaginar, señor profesor, que el mar contuviera tantas riquezas? —preguntó, sonriente, el capitán Nemo”.
Julio Verne: Veinte mil leguas de viaje submarino, Capítulo VIII, 2ª Parte
Este era el secreto de la inmensa fortuna de Nemo, la que costeaba el poderoso submarino cuyas bodegas, llenas de oro y plata, estaban a su disposición como presas fáciles. Y en especial el tesoro de Rande, la mítica fortuna que llegó de las Indias para yacer en el fondo de la ría de Vigo, tras la sangrienta batalla de Rande de 1702.
Está documentado que el autor francés llegó a la ciudad de Vigo en el año 1878 a bordo de su yate Saint Michel III buscando refugio de un temporal. Y años más tarde, en 1884, volvió a entrar en la ría de Vigo como consecuencia de una avería en el motor. Pero Verne ya era conocedor de la batalla acontecida en el año 1702 y de la leyenda sobre el fabuloso tesoro que se había hundido en el fondo de la bahía. Esa es la explicación de que Vigo, su ría y la famosa batalla ya figuraran en su obra publicada años antes de su visita.
LA BATALLA DE RANDE
EN LA BIBLIOTECA PODRÁS ENCONTRAR LOS LIBROS
Twenty Thousand Leagues under the Sea
Autor/es: Verne, Jules
Publicación: Madrid : Alhambra Longman, 1985
Materias: Literatura Inglesa
Veinte mil leguas de viaje submarino (ESO)
Autor/es: Verne, Jules
Publicación: Madrid : Alianza, 1997
Materias: Trad. do Francés
Veinte mil leguas de viaxe submarina (ESO)
Autor/es: Verne, Xulio
Publicación: A Coruña : Baía,
2005
Materias: Trad. ó Galego
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COSAS CURIOSAS
HISTORIA DE LOS TRAJES DE BUCEO
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